jueves, 4 de diciembre de 2008

¿La interdisciplinariedad es "cool"?


Existe un problema que siempre ha traído de cabeza a los antropólogos. Es lo que ellos denominan la cuestión de las "categorías analíticas". Una categoría analítica, simplificando, es un mecanismo de procesamiento cognitivo a través del cual logramos meter en compartimentos estanco nuestro conocimiento -o más bien aquello que nosotros creemos conocer- acerca del mundo, a partir de unidades más o menos discretas -esto es, finitas, con contornos definidos- que nos permiten encasillar toda la información que gradualmente vamos reuniendo sobre el universo que nos rodea. Así, categorías análiticas más o menos habituales entre los antropólogos suelen ser las de "matrimonio", "religión", "sistemas de producción", etc. No obstante, y como el propio Marvin Harris reconocía, el análisis detallado de los conceptos de "matrimonio" o "religión" resultan de tan difícil definición a la hora de poder construir una acepción aceptable en cualquier cultura que su contorno se volvía tan extremadamante difuso que imposibilitaba casi cualquier capacidad de operación al respecto.

En cualquier caso, sí hemos de asumir la tendencia del hombre moderno a categorizar sistemáticamente todo aquello que aprehende: esto es la familia, aquello son deportes, lo de más allá es cultura, etc. Sin embargo, no siempre ha sido así. La categorización parece guardar una relación increíblemente estrecha con la especialización. Vivimos en un mundo donde la gente es especialista en programación de videojuegos japoneses, en Historia del primer cuatro del siglo XVII, en la aplicación nanotecnológica de la bioquímica, etc. Esto no siempre ha sido así: Aristóteles escribió tratados acerca de botánica, cosmogonía, filosofía, teoría literaria, etc. Goethe era "poeta, geólogo, botánico, anatomista, físico, historiador de ciencias, pintor, arquitecto, economista y filósofo humanista" (vid. wikipedia). Parece que nos ha tocado vivir un tiempo en el cual prima la multiculturalidad, el mestizaje y, por tanto, el derrumbe de las categorías analíticas. Cada vez son más frecuentes los equipos de investigación interdisciplinares, los seminarios comparatistas, etc. Mi pregunta es: ¿la interdisciplinariedad es "cool" o resulta verdaderamente operativa? Rolando García ha señalado la naturaleza sinérgica de los sistemas complejos: uno más uno ya no son dos, pero tampoco se parece a tres, es otra cosa. Abrir el camino hacia un mundo que huya de la ultraespecialización es reconocer que en el universo no podemos meter en distintos cajones cada aspecto de nuestra existencia: opinar lo contrario es creer que nuestro pensamiento y la realidad son la misma cosa. Triste vanidad la nuestra.

No hay comentarios: